Adaptación y dramaturgia de sermones de San Vicente Ferrer.
Director. Denis Rafter.
Llevar a la escena un tema y un personaje como el que he tratado de esbozar, no es nada fácil si se quiere huir del simplismo, de la visión grotesca o simplemente histriónica con la que son tratados con harta frecuencia los personajes de otras épocas, de unas mentalidades y sensibilidades bien distintas a las nuestras.
¿Cómo hacerlo, pues? Había en primer lugar que construir un texto ideal, que encerrase en los límites de una representación, y con el ritmo y estructura de un texto dramático, numerosos fragmentos entresacados de las decenas de los sermones vicentinos, escritos de acuerdo con los principios de la Retórica medieval. El texto de Antonio Amorós, me apresuro a decirlo, lo ha conseguido. Sin hacer concesiones a la risa fácil, sin recurrir tampoco a los fragmentos más divulgados de la oratoria vicentina. Ha buscado y rebuscado en los sermonarios, ha unido y ha completado los materiales que previamente seleccionó; los ha dotado de cohesión, en definitiva. Las suturas, por cierto, son tan hábiles como discretas, y el resultado es, en consecuencia, un discurso fluido, que nos acerca al protagonista pero que, al mismo tiempo, se mantiene siempre en esa distancia necesaria para huir lo mismo del panegírico que de la parodia.
Consigue este texto, además, acercarnos con rigor a la figura de este complejo personaje como no se había hecho con anterioridad. Lo cual es especialmente útil cuando nos aprestamos a celebrar los quinientos cincuenta años de su canonización; conmemoración propiciadora de mitificaciones, pero también oportunidad de revisitar la figura histórica y planteárnosla desde una perspectiva contemporánea, sin simplismos y con rigor, como aquí sucede.
San Vicente Ferre, el dominico, es un pedagogo que trata de transmitir a sus receptores una visión estructurada del mundo en que viven (y del otro mundo, al que antes o después irán a parar). Trata de dotarles de un mapa para no perderse en este universo, cada vez más confuso y más crispado, y encontrar el camino de la salvación cristiana. Todo buen pedagogo, además, trata de que sus enseñanzas sean útiles, mejoren a quien las reciba. Y aquí el santo se muestra un moralista implacable: condena la hipocresía social, rechaza los pactos, las concesiones cómodas. Hoy no nos podemos identificar con su mensaje, evidentemente, pero no se le puede negar que nos dejó en sus sermones una película (su negativo, al menos) detallada del mundo, sombrío, que le tocó vivir.
Josep Lluís Sirera
Reparto
San Vicente Ferrer. Xavier Rico
Clérigo. Jorge Gavaldá
Frailes: Coral Amics Cantors
Cornetino y tuba. David Herrington